Thursday, May 27, 2010

EL ESPÍRITU Y LA TIERRA

EL ESPÍRITU Y LA TIERRA

Este texto comienza planteando el hecho de que en 2002 una organización ecologista y una coalición de las principales iglesias cristinas formaron un equipo para emitir un mensaje publicitario que abría el debate sobre unas perforaciones petrolíferas.
Las principales religiones están haciendo declaraciones a favor de un nuevo mundo sostenible. El desarrollo ha quedado asociado a los avances logrados en el terreno del bienestar material.

Uno de los principales retos de nuestra civilización es restablecer la espiritualidad para que participe en nuestro dialogo con la ciencia. Esto exigirá que las religiones intensifiquen su compromiso con asuntos relacionados con el desarrollo y el medio ambiente.

Ambos grupos necesitan superar los recelos y los malentendidos que les han mantenido separados. Ambas comunidades cuentan con fuertes incentivos para ampliar su compromiso.

Los esfuerzos para construir un mundo sostenible podrían adquirir nuevos bríos si los creyentes y sus instituciones, por un lado, y los ecologistas y quienes abogan por un desarrollo sostenible, por otro, mostrasen una reciproca receptividad hacia las inquietudes principales que caracterizan a cada grupo. Ahora bien, para conseguir esto es necesario, como medida preliminar, que ambas comunidades superen sus persistentes recelos mutuos.

Ambos grupos comparten importantes intereses; ambos contemplan el mundo desde perspectivas morales; ambos encuentran en la naturaleza valores más importantes que los de índole económica; y tanto el uno como el otro se oponen al comunismo. Pero, además, ambos tienen competencias complementarias. Quienes abogan por un mundo sostenible desde el punto de vista medioambiental poseen sólidos fundamentos científicos y postulan una concreta visión del desarrollo sostenible. Las doctrinas religiosas, por su parte, gozan de una autoridad moral y de una penetración social que las coloca en un lugar privilegiado, desde el que pueden moldear las cosmovisiones y definir los estilos de vida de miles de millones de personas.

En los años noventa aumento la intensidad y la trascendencia de la mutua influencia entre los grupos religiosos y aquellos dedicados a la protección del medio ambiente. Las reuniones internacionales, las redes nacionales de activismo interreligioso, los programas educativos y para el medio ambiente, auspiciados por entidades religiosas, las colaboraciones entre grupos de creyentes y ecologistas, así como las actividades religiosas y medioambientales de base, son ejemplos de las numerosas iniciativas que florecieron en dicha década.

Es necesario eliminar las barreras que han impedido la cooperación en el pasado entre ambos grupos. Las desavenencias y las discordancias acerca de la concepción del mundo son la causa primordial de su enfrentamiento. En concreto, los impedimentos esenciales para la cooperación han sido: el resquemor que ha suscitado los altibajos en la historia de la participación de las religiones en los asuntos sociales, las divergentes concepciones del papel de la mujer, la naturaleza de la verdad y el estatus moral de la mandad en el orden natural. Pero ninguna de dichas diferencias tiene porque impedir la colaboración en el gran número de áreas de interés común.

También en el campo del consumo intervienen las religiones, aunque de manera diferente. La mayoría de las religiones implantadas en los países industrializados se muestran mas activas en la acción de instar a sus fieles a consumir productores ecológicos, tañes como el café procedente del comercio justo, que en fomentar la reducción del consumo. Sin embargo en un país en vías de desarrollo como Sri Lanka, el movimiento Sarvodaya Shramadana está promoviendo, con ahínco, una visión del desarrollo inspirado en el budismo, religión a la que le es propia una ética del consumo moderado.

Con el objetivo e fomentar la interconexión entre a ecología y la espiritualidad, las personas con convicciones religiosas y sus instituciones deberían pesar en orientar sus potentes recursos hacia la búsqueda de u desarrollo sostenible. Al mismo tiempo, los defensores del medio ambiente saldrían ganando su se abriesen a las ricas dimensiones espirituales de la ecología, reconociendo su necesidad d esforzarse por contactar con la ciudadanía en un plano emocional-espiritual. Si ambas partes son capaces de dar estos pasos, se podría desarrollar una nueva ética, que abarque no solo lo humano y lo divino, sino también la naturaleza, para establecer una civilización justa y sostenible.

EL ESPÍRITU Y LA TIERRA: Religión y espiritualidad por un mundo sostenible. GARY GARDER, (por Shara Ramírez Vicent)

4 comments:

  1. EL MOVIMIENTO SARVODAYA SHRAMADANA

    La ética del consumo moderado se encuentra arraigada espiritualmente en un país en vías de desarrollo como Sri Lanka. A partir de 1958, el movimiento en pro del desarrollo Sarvodaya Shramadana, promovido por las comunidades de base, ha impulsado programas en las aldeas, que de manera explicita, integran el desarrollo material y el espiritual. Este movimiento, cuyo nombre significa algo así como “es despertar de todos, compartiendo”, motiva a los habitantes de las aldeas a emprender una amplia gama de proyectos de desarrollo, inspirados en los principios budistas, desde la construcción de letrinas hasta la construcción de escuelas infantiles y de centros culturales. Este grupo ha ido creciendo hasta llegar a penetrar en la mitad de las 24.000 aldeas del país, y actualmente es la mayor ONG de desarrollo de Sri Lanka. Su éxito proviene de dos medios importantes con los que la religión contribuye a este fin: el poder de motivación que tienen los principios religiosos y la capacidad de general capital social y utilizarlo para el desarrollo.

    Los principios budistas constituyen el eje principal de la concepción del desarrollo que tiene el movimiento sarvodayano, y de esta concreta visión surge su particular ética sobre el consumo. Para los sarvodayanos, el consumo no constituye un fin en si mismo, tal y como ocurre a menudo en occidente, en donde es considerado el motor principal del crecimiento económico. Los sarvodayanos, por el contrario, consideran que el consumo no es más que una herramienta: proporciona la base material necesaria para sustentar el trabajo espiritual del alumbramiento.

    Una de las características que distingue la concepción sarvodayana del desarrollo, es que incluye de forma explicita y deliberada, los requisitos materiales para una vida digna, pero también para satisfacer todas las necesidades sociales, culturales y espirituales. Esta amplia visión se refleja en una lista de las diez principales necesidades humanas que guían el trabajo para el desarrollo del movimiento sarvodayano:

    • un entorno limpio y hermoso,
    • un suministro adecuado de agua limpia,
    • ropa suficiente,
    • una dieta equilibrada,
    • una casa sencilla para vivir,
    • cuidados sanitarios básicos,
    • instalaciones básicas para la comunicación,
    • medios energéticos elementales,
    • una educación integral, y
    • alimento cultural y espiritual.


    La visión del desarrollo del movimiento sarvodayano está arraigada en un principio de justicia social importante para formar el concepto de la ética de consumo.


    EL ESPÍRITU Y LA TIERRA: Religión y espiritualidad por un mundo sostenible. GARY GARDER,
    (Por Shara Ramírez Vicent)

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  2. MEDIOS QUE TIENEN LAS INSTITUCIONES RELIGIOSAS Y SUS DIRIGENTES PARA LA CONSTRUCCIÓN DE UN MUNDO SOSTENIBLE:

    1. Capacidad de moldear las cosmovisiones. Mediante la conformaron de una cosmovisión o manera de ver o de interpretar el mundo, la religión influye en la transformación de la sociedad proporcionando al individuo un sentid vital. Las cosmovisiones crean la ética, ayudan al individuo a entender su relación con los demás y con el mundo natural.
    2. Ejercicio de una autoridad moral con capacidad para moldear las cosmovisiones.
    3. Notable base de adeptos, entre el 80 y el 90% de los habitantes del planeta son seguidores de alguna religión.
    4. Cuantiosos recursos materiales y financieros
    5. Capacidad para crear tejido social, es decir, vínculos de confianza, de comunicación y de cooperación, y de difusión de información, creando comunidades fuertes. Las creencias espirituales constituyen una fuerza unificadora singularmente potente.


    EL ESPÍRITU Y LA TIERRA: Religión y espiritualidad por un mundo sostenible. GARY GARDER,
    (Por Shara Ramírez Vicent)

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  3. EL VÍNVULO ENTRE RITOS, ECOLOGÍA Y CULTURAS SOSTENIBLES:

    Los ritos han sido muy importantes en la protección del medio ambiente en sociedades tradicionales, ayudando a la correcta utilización de los recursos. Los ritos permiten a las sociedades tradicionales a conservar su entorno, además de que entienden el rito como una ayuda a las personas a entablar conexiones emocionales con el entorno.

    Durante miles de años, el ritual ha desempeñado el papel central de la gestión sostenible del entorno natural. Por ejemplo, el pueblo tsembaga, de Nueva Guinea, emplea los ritos para suministrar las escasas proteínas a su gente de una manera que no cause prejuicios irreversibles a la tierra. Los tukano, en el noroeste del Amazonas, emplean el mito y el ritual para impedir que se cace y que se pesque en exceso en su territorio. En todas las culturas han perdurado los ritos y han constituido “una compleja tecnología social y espiritual” que les ha ayudado a vivir con el mundo natural.

    Hoy en día, algunas sociedades tradicionales están resucitando los ritos, con el propósito de reavivar sus culturas y conservar las bases ecológicas de su existencia.

    EL ESPÍRITU Y LA TIERRA: Religión y espiritualidad por un mundo sostenible. GARY GARDER,
    (Por Shara Ramírez Vicent)

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  4. DIFERENTES VISIONES DE LA RELIGIÓN CON RESPECTO AL MEDIO NATURAL:

    • La moral de judaísmo, cristianismo e islamismo se centra en el ser humano. El mundo natural se percibe como un conjunto de recursos naturales al servicio de las personas. Sin embargo, expertos de las tres religiones encuentran razones para construir un entorno a ellas, una firme ética medioambiental.
    • En el hinduismo y budismo, su orientación hacia el otro mundo reduce al mínimo la percepción de la gravedad del deterioro del ambiente. Pero ambas religiones conceden especial importancia a la conducta correcta y al cumplimiento del deber, lo que incluye la obligación de conservar el entorno natural.
    • Las doctrinas confuciana y taoísta de Extremo Oriente integran sin fisuras el mundo divino, el humano y el natural. Sin embargo, a pesar de la afinidad con la ética medioambiental se ha extendido en el extremo oriente actual la deforestación, la contaminación y la degradación, como consecuencia de muchos factores, entre los que cabe mencionar la rápida industrialización y la decadencia de los valores tradicionales experimentada en los últimos cincuenta años, a medida que el comunismo avanzaba en esta área geográfica.
    • Las tradiciones indígenas están estrechamente ligadas con el ecosistema. Su ética medioambiental esta arraigada en sus propias formas de ver el mundo.

    EL ESPÍRITU Y LA TIERRA: Religión y espiritualidad por un mundo sostenible. GARY GARDER,
    (Por Shara Ramírez Vicent)

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